El Coro

Se trata de un habitáculo de reducidas dimensiones situado en el lado opuesto al presbiterio.

Se alza a doble altura sobre un arco elíptico, presentando en la parte frontal impostas a modo de capiteles que rematan en arco de medio punto.

En el muro de carga de la pared posterior se aprecia un discreto roseton de pequeño diámetro que se dispone a modo de óculo y ocupa el lateral de la nave, permitiendo dar luminosidad en su parte central.

Encierra el conjunto en su parte superior una pequeña boveda de cañon biselada por la proyección de dos arcos con líneas de arranque perpendiculares a la flecha de la estructura.

En la parte más vistosa que da a la nave se encuentra una barandilla abalaustrada en madera de la que sobresale un atril con soporte para partituras también en este mismo material.

En su interior se encuetran dos filas contiguas de bancos dotados de asientos individuales y con soportes reposabrazos.

El coro era ocupado por los jóvenes que cantaban en sus correspondientes tiempos litúrgicos, cantos que no evocaban ambiente y música profana, animando a que el pueblo participara actívamente en el canto y por lo tanto en la eucaristía.

Estos cantos tenían generalmente texto bíblico y fomentaban que la comunidad expresara su fe conforme lo propone la Iglesia.