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Noticia: La Vanguardia (edición digital)


Potencia estética

Sábado, 16/03/2005

El Cielo Gira de Mercedes Álvarez, llegará a las pantallas a finales de Abril

Un fotograma del documental El cielo gira,
de Mercedes Álvarez.

Ho sap tothom i és profecia´. Primero fue el premio en el Festival de Cine de Rotterdam, el más prestigioso de Europa entre los certámenes atentos a los creadores emergentes, potentes e innovadores. Este fin de semana, el Grand Prix du Cinéma du Réel, en París. Y el rumor empieza a tener calado de acontecimiento: el filme El cielo gira, de Mercedes Álvarez, está provocando un vendaval antes incluso de llegar a las pantallas comerciales. Carlos Losilla, aquí, no dudó en calificarlo de milagro y de "una de las apuestas más arriesgadas y trasgresoras del cine español de los últimos años". Y tiene razón: esta película es un prodigio de sensibilidad, un lamento bellísimo, atravesado por esa enigmática sencillez que sólo poseen las cosas complejas y profundas.

El verano pasado, en el curso Ficciones del yo de El Escorial, Jordi Balló, mientras impartía una conferencia con el título de El yo es siempre documental, proyectó una secuencia, apenas cinco minutos, de El cielo gira. Fui testigo del silencio emocionado de los participantes en el curso ante aquellas imágenes, ese silencio que intuye una revelación. Fueron cinco minutos, pero suficientes para que todos supiéramos que aquella secuencia era una epifanía. Por el mismo curso habían pasado las imágenes de Safaa Fathy, Avi Mograbi y Joaquim Jordà. Y, sin embargo, Mercedes Álvarez, desconocida para nosotros, pasó a ser, de golpe, parte de la familia. Era una secuencia sencilla, precedida por los comentarios de una anciana de Aldealseñor, un pueblo de Soria casi deshabitado, sobre las huellas de los dinosaurios. luego venía el plano fijo: la loma que se veía desde la ventana de la casa natal de Mercedes Álvarez, la última persona que nació en el pueblo. Sus primeras imágenes. La mirada perdida. Y, en un instante, se desplazaron las nubes, y los prados, hasta entonces sombríos, se iluminaron con un resplandor solar. Nos quedamos todos mudos. Ahora sé que toda la película es, en cierto sentido, ese pasear entre las fronteras de la luz y las sombras, persiguiendo los fantasmas de un lugar en el que pesa ya más el pasado que el futuro.

Paisaje en ruinas, habitado por voces y por vidas que se resisten a desaparecer, testigos silenciosos de relatos inmemoriales que se van quedando mudos, de forma similar al pintor, Pello Azketa, cuyos cuadros abren y cierran el filme, y que, también sin quererlo, se va quedando ciego. El pueblo se va a quedar sin panadero, sin cartas, casi vacío, indiferente a la propaganda electoral mientras reza el rosario o sigue durmiendo, escuchando la radio sobre Iraq del mimo modo que ve cómo muere un olmo. El cielo gira surgió en el máster en Documental de Creación de la UPF. Sin duda, uno de los focos más importantes de creatividad de este país.

Pero esta información oculta un fenómeno más profundo. En primer lugar, una extraña complicidad entre algunos de los creadores más interesantes del momento mágico que vive el cine documental, o el cine a secas, en este pais: Guerín, Jordà, Erice, Recha, Lacuesta. Directores todos ellos que participan de una mima actitud moral y de una insólita fraternidad. Por eso no es raro que, entre ellos, se crucen ecos, sintonías, enigmas: hablan la misma lengua. En segundo lugar, una coincidencia, todavía más insólita, entre unos creadores arriesgados y transgresores, de los que abren horizontes e inauguran mundos, y un nucleo de pensamiento teórico de una potencia estética sin precedentes en este país. No se preocupen. No hará falta esperar mucho. A finales de abril, ese inmenso prodigio que es El cielo gira estará en pantalla.

XAVIER ANTICH

 

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