Mercedes Álvarez explica en Donostia los métodos de creación de "El cielo gira"
Jueves, 15/03/2007
El documental filmado en Aldealseñor recibió numerosos premios
SAN SEBASTIÁN. DV. Víctor Erice y José Luis Guerin fueron dos de los mayores defensores de El cielo gira (2004), antes de que la película se diera a conocer. Pero sin necesidad de esos ilustres padrinos, la película de Mercedes Álvarez se empezó a defender por sí sola en el Festival de Rotterdam, donde ganó el premio Tigre a la mejor película. Llegaron otros festivales como Buenos Aires y Málaga, y otros premios, que destacaron la propuesta de un documental al que su directora se resiste a incluir en ese género. «De hecho, en Rotterdam, le dieron un premio en la categoría de ficción. No es un documental en el sentido de que informe de una situación o un tema de actualidad. Es una película que habla de un pueblo y de cómo allí se percibe el tiempo». Una película que se fue construyendo a medida que la directora y su equipo iban conviviendo con los habitantes de Aldealseñor, un pequeño pueblo de Soria.
Mercedes Álvarez participa hoy en Charlando con..., el ciclo de conferencias del Centro Cultural Larrotxene en las que el público tiene la oportunidad de ver trabajos de cineastas y participar con ellos en un coloquio.
La directora de El cielo gira nació en Aldealseñor, el pueblo que serviría de inspiración para su primera película. Estudió Filosofía y Psicología en San Sebastián, y realizó un master en la Pompeu Fabra de Barcelona.
Desde ahí contactó con José Luis Guerin, con quien colaboró en el montaje de su película En construcción. «Lo que me enseñó Guerin es que con pocos medios, a base de tiempo y convivencia con la gente, se puede hacer un relato de la vida».
Y con esa lección, Mercedes Álvarez fue en busca de su primera película al pueblo donde nació y en el que sólo vivió sus dos primeros años, cuando sus padres dejaron el medio rural por la ciudad. Mercedes había vuelto al pueblo ocasionalmente, y hacía fotos y escribía sobre sus habitantes sin un destino concreto, pero sí tratando de fijar la memoria de un pueblo que iba a quedar sumergido en el olvido con la desaparición de sus últimos habitantes.
Cuando tuvo la oportunidad de acometer su primera película, Mercedes Álvarez regresó a Aldealseñor. «Conocía muchas cosas del pueblo por los relatos en mi familia, y me fui allí un año, con el equipo, para convivir con ellos y ayudarles en algunas tareas». Así fueron surgiendo historias, formas de ver la vida, y «una manera de estar en el mundo, y de concebir el tiempo, muy distinta a la que podemos tener nosotros en la ciudad», explica Mercedes Álvarez.
La película se fue definiendo y construyendo en esa convivencia, y con las cien horas de imágenes registradas, encontró su hilo conductor y su historia en la mesa de montaje. «El pueblo está a 19 kilómetros de Soria, pero la sensación es de estar fuera del mundo, con otra forma de concebir el tiempo». Aunque ahora se ven por allí turistas que han visto la película, y que piden autógrafos a sus escasos habitantes.